Con dignidad, tendría miedo de esperarte; sin ella, mi miedo es que no vengas.
No inviten a la dignidad a casa de un poeta, ni a casa de un amante. No esperen que esté en medio de la pasión o del dolor, o del torbellino que trae el luto consigo. El luto trae un poco de todo, menos dignidad. Como poeta, les puedo asegurar que nadie que escribe desde el dolor le queda algo de eso. Y también les aseguro que nadie que escriba desde el amor... usa algo de eso a su favor. Los poetas estamos estancados en el amor que queremos dar o en el amor que no podemos recibir. Cariño, si tuviese dignidad, no te esperaría como te espero, ni te anhelara como te anhelo. Si tuviese dignidad, te hubiese dicho "Adiós" en vez de querer arrancarme el corazón para poder comprenderte; hubiese dado media vuelta para no ver más nunca hacia atrás y no recordar tu cabello fino, ni cómo cae sobre tu hombro, o cuando cierras los ojitos al sonreír. No quisiera recordar el amor en el que me sumergía cuando me mirabas, o me tomabas de la mano, o del brazo al caminar....