Sabes jugar, y yo juego de todo menos a las escondidas.

 Tiendes a jugar a esconderte y lo hacer mejor de lo que yo lo hago. 

Puedo decir que llevo toda una vida fingiendo, y aún así, a estas alturas de la vida, me sigue ganando el nerviosismo por la posibilidad de que se me escape una mirada hacia tus labios, o a tus ojos. Tiendo a mirar fuerte, señor, y eso a los gatos no les gusta. 

Miro hacia todo alrededor de la habitación mientras siento una mirada en mi junto con su vos, y su risa, y esa maldita sonrisa. 

Señor, usted puede querer emanar una postura, y una distancia. Este juego de controlarlo todo porque no hay nada de qué preocuparse; y su sonrisa, señor, es de un niño que adora. ¿Qué adora? vaya a saber usted y solo usted hasta que me permita escuchar sus sueños. 

Miro hacia todo alrededor de la habitación mientras siento una mirada en mi junto con su vos, y su risa, y esa maldita sonrisa. 

Señor, me disculpa si de pronto miro muy fuerte, y al despedirme, la energia de mi ser mueve un poco su cuerpo hacia el mio. 

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