A quien no se cansó de halar el gatillo.

 No quería perderte...

No soportaba ninguna realidad del "Somos" convertido en un "Fuimos" 

Sin embargo, la crudeza de esta vida me mostró, de todas las maneras posibles, que tu permanencia representaba -para mí- un dolor en eco.
Y puedes creerme cuando te digo, cariño, que intenté no escucharlo...
Me sentía en un corredor infinito, escapando perpetuamente de aquel susurro que cantaba cada una de las penas que nacieron de nuestras gritas.
Amor, quise escapar del eco, pero en cambio, presencie su danza eterna por aquel corredor. 
Recuerdo todo esto con un poco de tormento, y a su vez, con un montón de amor. 
Me llena de pesadumbre reconocer que hay algo en mí que sigue anhelando una parte de ti,
y vuelvo al sollozo cada vez que acepto que esa parte de ti  ya no está, que ya no existe, y que no volverá. 
Ante mis ojos le asesinaste en múltiples ocasiones; como cada vez que fingías que estaba aún por allí, rondando, que sí podía ser, que quizás una nueva versión de él... Hasta que una nueva herida me desgarraba con la verdad. 
Le asesinaste ante mis ojos una y otra vez,  y así mismo, le fuiste quitando la vida al amor que tenía por ti, que no era poco. Y sólo tú sabes que no era poco. Sólo tú sabes cada vez que tuve que poner a hibernar a este amor que se pensaba muerto en cada herida de bala.

 No quería perderte...

No soportaba ninguna realidad del "Somos" convertido en un "Fuimos" 

Sin embargo, la crudeza de esta vida me mostró, de todas las maneras posibles, que tu permanencia representaba -para mí- un dolor en eco.

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