Leí un fragmento de "La mente bien ajardinada" y no pude no quedarme con esta frase.
«La naturaleza no se altera con nuestros sentimientos.»
La aspereza de una realidad
que tiene el poder de hundirte
y/o de salvarte.
...
"No hay realidad más desoladora", pensé un día luego de leer la frase. Y lloré a mares, queriendo remar hasta el principio de mi sufrimiento, queriendo enmendar algo que no podía reparar.
Me sentí el ser humano más solitario y vacío del planeta, imaginando el nacimiento de un abismo desde mi núcleo.
Luego de llevar semanas sumida en la pena, sintiendo el pasar del tiempo tan parsimonioso en mi tormento, esto terminó por enfermarme.
No cabía en mi cuerpo este desconsuelo, estaba tan hinchada de dolor...
¿Qué podía hacer, si no era echarme a morir?
Y allí, dejándome ir por mis malestares, finalmente pensé:
"Qué hermoso no contagiar al mundo de mi tristeza. Qué hermoso poder, aún estando así, apreciar el jardín."
«La naturaleza no se altera con nuestros sentimientos.»
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