Debería volver a terapia.
Quiero sacar de mi pecho esta impotencia dentro de la impotencia...
No se pueden controlar los sueños ni las pesadillas, y mi cuerpo se aprovecha de eso...
Mi cuerpo está protestando, me está reclamando, se siente atrofiado y traicionado. Ha sacado la cuenta de las veces que le he fallado, de tanto, tanto que he callado, y otro tanto que he decidido pasar por alto.
Quisiera decir que las consecuencias del hecho tan atroz solo me hizo sentir que mi piel, esta carne que me cubre, no significaba nada, pero la realidad es otra...
No sólo perdí el control de mi piel, o de lo que quisiera que representara mi piel
perdí el control de la memoria, del sentir, y
perdí a mi familia.
La casa de mi abuela ha sido un lugar seguro para tantas, tantas personas, generaciones... Y sin embargo, nunca para mí.
Yo era una niña...
¿Cómo no lo notaron?
Era una muñeca rota que pasaba de mano en mano,
¿Cómo no lo notaron?
Quisiera decir que las consecuencias del hecho tan atroz solo me hizo sentir que mi piel era inservible, pero la realidad es otra...
Hubieron abusos incluso antes de los abusos, y hubo un abuso después de los abusos, y hubieron otros más...
No tengo el control de nada.
Y eso es lo que me protesta ahora mi cabeza... Vive en el estrés, en la agonía
entre el abuso y el abandono.
Quisiera decir que las consecuencias del hecho tan atroz solo me hizo sentir que mi piel, esta carne que me cubre, no significó más nunca nada, pero la realidad es otra...
toda mi vida
si no ha sido abuso, ha sido abandono.
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