Me idealizaste... y te disfrazaste.

 El mundo sin ti es silencioso... 

Pasé de escuchar el cielo de tu boca, a escuchar estática.

¿Estás ahí? 

Cariño, cuánto quisiera regresar el tiempo atrás y decirte lo mucho, lo tantísimo que te amo...
Ahora me arde el pecho de tantas letras, infinidad de palabras revoloteando dentro.

Me pregunto en qué momento mi piel dejará de erizarse con tu recuerdo,
en qué momento dejará mi piel de protestar por tu piel.

Mi vista, borrosa de miopía y de lágrimas almacenadas en el párpado, negadas a caer
porque mis ojos sólo quieren verte a vos,
quieren verme reflejada en esos ojos tan hermosos, esos tuyos que saben cómo mirarme 

Nunca, en toda mi existencia había sentido unos besos antes de los besos,
como cuando me mirabas.
Nunca, en toda mi existencia, había estado tan segura de ver una sonrisa en una mirada,
como cuando me mirabas

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Sin embargo, amor, ahora sé tu mayor secreto... No sos vos. 

Eras todo lo que creías que yo quería que fueras,
no eras vos. 

Mi piel protesta por tu piel, y ahora debo explicarle que fue víctima de la manipulación.
Que no existes, aunque anhelo que existas, no existes. 
Aunque quisiera eliminar esas maromas que has hecho por este amor tan perfecto e idealizado que tenías en tu cabeza para que por fin fueras vos, por fin vos, para amarte con locura como amé con locura a esta persona que no paraba de temblar si en algún momento mi sonrisa titubeaba... ¡Es que no eras vos! Y a quien amabas, cariño, no era a mí, porque mi sonrisa cayó mil veces, y la intentaba recoger para que no te quebraras. Cariño, nunca fui perfecta, no era yo en tu cabeza. 

Están todas estas palabras rompiéndome el pecho, con mi corazón confundido, preguntándose de dónde ha venido la grieta. "¿Quién la hizo?" Me pregunta, y no sé qué responderle... Porque aunque creí conocerte, no eras vos. Así que, ¿Qué nombre le doy? ¿El tuyo, por no ser honesto, o el mío, por confiar tan rápido, o por luego no querer jugar al ciego?