Tiemblo al despertar y al irme a dormir.
Hay mañanas en las que salto de la cama alarmada. ¿Es un terremoto?
No... Quizás un sismo
Veo al techo, nada se mueve.
Observo la mesita de noche... Nada aún.
Pero está temblando. Siento la cama moverse.
Luego de unos segundos... Me siento al borde del colchón, levanto mis manos hasta la cintura y les observo... están temblando.
Entonces elevo mis rodillas hasta mi pecho y abrazo las piernas plegadas, pegadas a mi cuerpo. Todo mi ser es el que ha estado temblando todo este tiempo.
No estoy en peligro, pienso, no hay peligro, ya no hay peligro...
Sin embargo, aunque me lo repita como un mantra, mi cuerpo no me cree, mi mente no me cree. Y por ende, yo dudo. Y por ende, sigo temblando.
Comentarios
Publicar un comentario