Nada de esto debería estar sucediendo.
Vamos a trasnocharnos una vez más. Y quizás, mañana, otra vez, quién sabe.
Me pides que te acaricie, y lo hago con gusto, con ganas de que te quedes dormido con mi mano en tu cuello... Te beso una y otra vez con la palma de mi mano y me encanta sentirte cómodo.
Me pides que te acaricie, y lo hago con gusto...
Acto seguido te levantas para alejarte otro poco, para dejarme a un lado. Yo no haré más que seguir acá hasta que ya no. Como usualmente hago.
No creo poder confiar en ti, aunque cuánto quisiera...
Me pides que te acaricie, y lo hago con gusto. Me pides un abrazo, que te tome de la mano, y así, sólo sigo estando allí.
Pronto me iré como debí haberme ido desde un inicio. Porque la realidad es que nada de esto debería estar sucediendo.
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