Buesa, supongo que es un tema de madurez.
Está éste poema de J. Ángel Buesa... "Poema del secreto". Que habla acerca de cómo él puede tocar su mano sin que tiemble la de él, y no volver el rostro para verle pasar. Puede mirar sus ojos y hablar frívolamente, casi aburridamente sobre un tema vulgar. Puede estar a su lado como si no estuviera, y encontrarle cien veces, así, como al azar. Puede verle con otra persona sin suspirar siquiera... y no puede olvidar. El poema finaliza diciendo algo como: "Ya ves: Tú no sospechas de este secreto amargo..."
No puedo, Buesa. Y no sé cómo le hiciste; supongo que es tema de madurez. Le veo un día en una tarde que no debería y doy un saltito tal cual lo siento en el corazón. Intento no sonreír, sin embargo, estoy segura que en mi facción se nota la alegría que quiero enterrar muy dentro de mi cuerpo. Y finalizo por abrazarle.
No puedo, Buesa. Y no sé cómo le hiciste; supongo que es tema de madurez. Él me toma de la mano y no quiero hacer otra cosa que no sea alargar esa intimidad, así sea por unos pocos segundos más. Se me acerca y mi cuerpo se tensa tanto que apenas puedo soltar el aire sin verme de manera extraña, como si me estuviese ahogando. Y finalmente... Cuando sé que habla con otra persona, cuando está a mi lado hablando con otra persona... No hago más que tragarme cada jodido suspiro que se asoma. Mi rostro intenta controlarse y eso no hace más que incomodar a todo mi cuerpo y termino perdiendo el control. Miro a los lados como intentando sujetar mi decepción en el aire que pasa, fallando, por supuesto. Entonces, finalmente me hago bolita. Queriendo llamar la atención, y fallando. Quedando humillada internamente en el intento.
No sé si te llegó a pasar, querido José Ángel, pero he llegado incluso a imaginar que él, de alguna manera, siente lo mismo.
A todas estas, el mío, aunque lo intente, no es el poema del secreto. No puedo, Buesa. Y no sé cómo le hiciste; supongo que es tema de madurez.
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