Disculpa si te salpico algo de sentir.
Te lo digo bajito para que no lo escuches, pues no te quiero asustar. Realmente, no quiero que des ni un paso atrás.
Por eso, mientras te abrazo le susurro a tu pecho despacio, muy bajito, para que sólo tu alma escuche; (porque sí, quiero pensar que en esos momentos tu alma está a flor de piel, y puede escuchar todo lo que llegue a decir incluso a suspiros) a manera que no lo sepas, al menos no antes de saber que también lo has querido decir, que lo sientes, que realmente lo sientes...
Y disculpa si me apresuro, sin embargo, nada importa si nada sabes...
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