Ya pasó un año.

Ay, amor...
Le quieres, le amas, y le extrañas, pero ya se fue.

Y así es la vida, ¿No es así?

Quisieras que nada de esto hubiese ocurrido, pero sabes bien que no darías marcha atrás si pudieras
porque resulta que, tú no lo empujaste a nada. Él está donde quiere estar, o como supo estar.

Ya lo veías venir, ¿No? Tu grieta...
Y se lo dijiste, y se lo gritaste, y él no pudo evitarlo. Algo le atraerá de ella, ¿No?
Tal parece que no eres lo suficientemente buena. Pero, seamos claros, ¿Cuándo lo has sido?
Quizás por eso no pudo estar contigo por completo.
Te tenía a ti, con tus virtudes más lindas, pero a ella la necesitaba, porque en ella siempre hubo estabilidad (o así lo parecía).
Ahora sólo ha regresado a su hogar, y tú, tú sigues igual que siempre, sin lugar donde llegar.

Le sigues reprochando todo en silencio, y lo sabes. Le odias, y lo sabes...
Pero cómo extrañas esos momentos donde podías tener en él el cobijo necesario, el que querías.

Ya pasó más de un año, mi linda, ¿No te parece demasiado?

Contener todas tus fuerzas al acercarte... Al abrazarle.

¿No te parece demasiado?

Quizás sí, por supuesto. Pero sabes que no le puedes dejar ir. Así que qué más te da. Sigue de testigo.
Y tú, piérdete como sólo tú sabes hacerlo.

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