Demasiado pasado.
En esto se basa todo mi ser.
En esto me estanco, una y otra, y otra vez.
Y es que... ¿Por qué carajos inicio algo de lo cual sé que huiré, si no tengo la suficiente fuerza emocional para dejarlo pasar?
No, no me comprendo.
Voy dando saltos, corriendo con los brazos abiertos en una vereda muy angosta... Y voy tumbando todo lo que está colgado en las paredes. Cuadros, jarrones, espejos, de todo. Y entonces, miro atrás, y rompo en llanto.
Y entonces vuelvo a iniciar, y así, una y otra, y otra vez.
Y cuando estoy estable, extraño lo que solía ser.
Lo bueno de lo malo. La compañía que llegué a tener cuando estaba mal. La compañía que me hacía bien.
¿Y entonces quién te entiende, Mariangel?
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