Te felicito.
Si me inspeccionas bien, la mayoría de las rasgaduras que poseo son a consecuencia de ti.
Puedes verificar incluso debajo de mi piel; cómo hay zanjas en cada fibra que intenta mantenerse para no derramar gotitas de sangre en la alfombra... En la alfombra, donde espero nadie revise lo que hay debajo de ella; pues podrían encontrar hojas de otoño, tinta seca, manchas de lágrimas saladas, rayaduras de mi alma, todo un desastre... Incluso podrían encontrar los recuerdos que me quedan de ti. Los malos recuerdos, de buenos recuerdos falsos.
¡Y no saltes en la madera que se está moviendo, está chillando!
es que allí estuve demasiado tiempo con una culpa que pesaba demasiado...
La culpa de no ser nunca lo suficiente. El sentimiento de ser tan sólo la cuarta parte de una simple mitad.
Y yo no era la de el problema... Es que a ti nunca nada te es suficiente.
Buscas pedazos de amor aquí y allá. Mendigas incluso a tus heridas, mendigas a quienes les tuviste asco, pero sigues mendigando porque nada te basta. Estacionas en mí y cuando mi amor se coloca en rojo y te prohíbo recibir más, das tu recorrido por toda la ciudad, por tus fantasmas preferidos.
¡El culaso de la vida! ¡La mentira más grande que he conocido!
...
¿Que has conocido?
¿Que he conocido?
No...
Tú eres el puñal con más filo que he conocido.
Entonces, dime, ¿al yo no poder llegar a tu cama, la invitaste?
A una semana... A una semana exactamente (tal vez menos, eso creo) de yo estar a punto de estar contigo, de pronto está ella. De pronto están ustedes como la pareja sensación del año. Con la sonrisa más resplandeciente de toda Colombia.
Les felicito.
¿Y luego dices que sólo estuviste con esa mentira sin que nada te importase? ¿Que nada ha cambiado?
Si nada hubiese cambiado tendrías asco de la persona que te engañó con todos los amigos que tuvo, y que no tuvo. Hasta los amigos de sus amigas.
Ups.
Lo siento, derramo grietas.
Es la costumbre.
Entonces... ¿Que nada ha cambiado?
Te equivocas, yo sí. Y no soy tú.
Aunque yo no tengo en mis manos a dos corazones jugando al malabarista...
Puedes darme esa hermosa sonrisa que tienes
al igual que se la diste a ella
pero yo no a ti.
aunque digas que ella no te importa...
a mi sí.
y a ella le duele,
al igual que a mí.
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